lunes, 25 de agosto de 2014

Una maternidad ucraniana da vida en medio de los bombardeos

Por Thomas Grove
DONETSK, Ucrania (Reuters) - En una ciudad ucraniana acosada
por la muerte, Tatyana Makarchuk, directora de la maternidad
número tres de Donetsk, está asegurándose de que las nuevas
vidas pueden sobrevivir.
Ha equipado un sótano bajo el hospital con cunas y
ventiladores para que los recién nacidos puedan ser trasladados
allí cuando, como ocurre a menudo, los proyectiles empiezan a
caer.
Donetsk se está convirtiendo en zona de guerra a medida que
las fuerzas gubernamentales realizan una ofensiva destinada a
sofocar a los separatistas prorrusos que han hecho de la ciudad
del este de Ucrania su principal bastión.
El Gobierno respaldado por Occidente niega que esté
bombardeando áreas civiles, pero los ciudadanos de a pie a
menudo se ven sorprendidos en los combates, incluidos mujeres
embarazas y bebés.
En dos ocasiones la semana pasada, los directores del
hospital tuvieron que pedir a personal y pacientes - unos 45 en
total - que bajaran al sótano donde Makarchuk ha organizado una
sala improvisada.
"En cuanto las ventanas empiezan a temblar, sabemos que es
momento de bajar al sótano. Ningún mortero ha alcanzado nuestro
hospital y esperamos que no ocurra, pero nunca sabes cuándo
caerá el siguiente", dijo.
Makarchuk, de 63 años, lleva el pelo pelirrojo y tiene una
sonrisa fácil. Lleva una bata inmaculada y su oficina está
plagada de fotografías de sus nietos.
"No nos importa el bando en el que está la gente, quiénes
llegan a nuestro hospital a dar a luz. Lo más importante es que
los niños nacidos aquí sean felices y no tengan que ocultarse en
sótanos", dijo Makarchuk, con la voz temblando y las lágrimas
asomándole a los ojos.
Las Naciones Unidas dijo este mes que unas 2.086 personas,
incluidos civiles y combatientes, han muerto en los cuatro meses
de conflicto. Esa cifra casi se dobló desde finales de julio,
cuando las fuerzas ucranianas reforzaron su ofensiva y
comenzaron los combates en áreas urbanas.
Los aliados occidentales de Ucrania han hecho poca mención
pública de las bajas civiles derivadas de la ofensiva de Kiev,
dando al Gobierno ucraniano espacio para proseguir con su
campaña militar.
Rusia, que ha hecho causa común con la población
mayoritariamente de habla rusa en el este de Ucrania, acusa a
Kiev de atacar deliberadamente a civiles y causar una catástrofe
humanitaria en Donetsk y la ciudad cercana de Luhansk.
ARTILLERÍA
Muchas personas han huido de Donetsk. La semana pasada el
hospital registró seis nacimientos, mientras que en la misma
semana hace un año tuvo 61.
Las madres que han llegado a dar a luz a hospital dicen que
estaban demasiado asustadas para emprender el peligroso viaje
fuera de la ciudad, no tienen otro lugar al que ir, o
prefirieron quedarse cerca de la familia en Donetsk.
En una habitación en el sótano del hospital de Donetsk que
normalmente se usa para conferencias, se han sacado las mesas
para dejar espacio para poner siete cunas. Los tablones de
presentaciones usados para conferencias han sido arrinconados en
otra sala para dejar espacio para los ventiladores.
"Todo se cambia constantemente, todo está preparado en caso
de otro ataque", dijo Yelena Samoilenko, de 50 años, que está
especializada en cuidado neonatal.
"Nunca pensé que fuera a escuchar el sonido de proyectiles
de mortero. Mi trabajo es diferente, es dar vida", dijo
Samoilenko junto a la cama de un bebé en el sótano.
Sin embargo, el personal considera demasiado delicada la
situación de algunos recién nacidos en cuidados intensivos como
para trasladarlos al sótano.
Cuando el sonido de artillería comenzó a oírse alrededor de
la ciudad esta semana, Natalia Mukhina, que dirige la unidad, se
negó a bajar al sótano o permitir a otros trabajadores mover a
los cinco bebes que se encuentran con ventiladores y otros
sistemas de apoyo.
Esperó casi media hora con otra enfermera, junto a los
bebés, algunos de los cuales se estremecían y sacudían con el
sonido de las explosiones, hasta que cesaron los bombardeos.
"Estos bebés necesitan constantemente oxígeno e incluso el
breve período de tiempo que tendríamos que desconectarlos y
llevarlos abajo pondría en peligro su vida", dijo.
"Es imposible que la violencia no tenga un efecto negativo
sobre los bebés tan vulnerables", dijo, junto a uno que dijo que
pesaba sólo 600 gramos.
"No deberían estar pasando por esto", añadió.

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